Menu

viernes, 22 de enero de 2016

Comentario de D. Santiago a las lecturas del próximo domingo 24 de enero, Tercero del Tiempo Ordinario

TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Hoy estamos totalmente informados de quien es Jesús de Nazaret. Pero Lucas comienza presentándolo y relatando de un modo puntual todo lo que aconteció y de qué forma Él es el Mesías esperado, el que tenía que venir, el que añoraba el pueblo de Dios y que tanto anunciaron los profetas.
A partir de eso, en la escena de la sinagoga, Jesús plantea su “programa de acción”, partiendo del texto de Isaías, con esa frase de que hoy se ha cumplido todo, de que Dios está definitivamente con su gente, que no les ha dado la espalda. Y esa presencia de Dios se concreta eliminando todo tipo de sufrimientos y de esclavitudes. Afirmando que Dios nos quiere felices y libres, que todo tipo de dolor, que todo tipo de injusticia, que todo tipo de opresión, está en contra del plan de Dios para nosotros, se opone a su proyecto de salvación y de dicha para el cual hemos sido creados.
De un modo sorprendente, Jesús no habla de organizar ninguna religión mucho mejor, de un culto, una liturgia mucho más dignos, etc. Habla de que el Espíritu lo ha enviado a los pobres, los oprimidos, los humillados. Abrir tantos ojos que no quieren ver, que se han cerrado para la libertad y la justicia. Enternecer los corazones para la solidaridad y la misericordia. Recordar que la lucha por un mundo mejor nos es una opción personal, sino un mandato del Espíritu que llega a nuestros corazones. No es un tiempo de ambigüedades, es un tiempo de decir claramente quienes somos, donde estamos y de qué modo seguimos a Jesús.
Jesús nos habla de restaurar todo según Dios, pero como comunidad, como familia. Respetando las peculiaridades de cada uno, que nos dice S. Pablo, pero como una familia que siente la tarea común y que camina unida hacia esa meta a la que Cristo nos llama.
Por eso, mirando nuestros corazones y nuestros ambientes, debemos mirar y reconocer que cosas debemos cambiar. De qué forma hemos de vivir nuestro compromiso cristianos para ser instrumentos eficientes de la redención de Cristo. Qué debemos potenciar.
Una de las primeras cosas es nuestra unidad. La acción catequética, caritativa, celebrativa…no son partes, es un todo unido que nos lleva a esa misión permanente en la que estamos, o debemos estar, inmersos. Jesús les proclamó la Palabra y les presentó su programa, pero lo presentó como una invitación a seguirlo, a vivirlo. Porque el hombre de hoy precisa una respuesta a todos sus dolores, a todos sus agobios, a todas sus esclavitudes. Y esa respuesta es Jesús. Esa respuesta debemos transmitirla desde una vida que transmita ese ser.
Estamos en “el año de gracia”, en el tiempo de la redención, cuando la palabra y la persona de Cristo sean trasmitidas por todos los que decimos seguirle. Pero por gente que vive este tiempo con un gozo que empape. Liberados de todas las cadenas que atan, o intentan atar a los seguidores de Jesús, como puede ser nuestra indolencia y nuestra mediocridad, nuestro aburguesamiento, sin sentir que somos los labios por los cuales Cristo habla, somos las manos por las que actúa, somos el cuerpo por el que se manifiesta.

Santiago Rodrigo Ruiz

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cualquier comentario ofensivo o fuera de lugar será eliminado inmediatamente. Este es el blog de una parroquia, por lo tanto pedimos respeto por lo que en él se exprese.